El autor, Edmundo Pimentel, es estadístico, profesor emérito de la Universidad Central de Venezuela, investigador en el área social y consultor de empresas.
En el pasado mes de octubre, en la isla de Bali (Indonesia), el Banco Mundial (BM) presentó un nuevo indicador del potencial de una sociedad denominado Índice de Capital Humano. Cerca de 30 países piloto están trabajando con el grupo de investigadores del Banco Mundial en enfoques estratégicos para transformar sus resultados en materia de capital humano.
Según lo expresa el BM, el capital humano consiste en los conocimientos, las habilidades y la salud que acumulan las personas durante toda su vida, y que les permite realizar su potencial como miembros productivos de la sociedad. Con el desarrollo del capital humano se puede poner fin a la pobreza extrema y crear sociedades más productivas. Para ello es necesario invertir en las personas (en su nutrición, atención de salud, educación de calidad, empleo y competencias).
El Índice de Capital Humano (HCI por sus siglas en inglés) pretende reflejar la productividad que tendría, en las condiciones donde vive un niño recién nacido, como trabajador futuro, comparada con la de esa misma persona si tuviera una salud plena y una educación completa y de alta calidad.
En total, se han analizado 157 países, en los que el BM ha estudiado la cantidad y calidad de educación que se ofrece a los niños, así como la tasa de mortalidad entre los menores de 5 años. También considera la tasa de retraso en el crecimiento entre los jóvenes (una medida que muestra cuán sano es un niño) y las posibilidades de que alguien al cumplir los 15 años viva al menos hasta los 60 (tasa de supervivencia adulta).
Se prevé que este proyecto ayudará a crear un espacio político para que los líderes de cada país prioricen las inversiones transformativas en el capital humano. El objetivo es avanzar rápidamente para lograr un mundo en el que todos los niños lleguen a la escuela bien nutridos y en condiciones de aprender, que tengan la expectativa de alcanzar el aprendizaje real en el aula, y que puedan ingresar al mercado de trabajo como adultos sanos, cualificados y productivos.
El costo de la inacción en lo que respecta al desarrollo del capital humano está aumentando. Sin capital humano, los países no podrán mantener su crecimiento económico, no contarán con una fuerza laboral preparada para los empleos de mayor cualificación del futuro y no podrán competir eficazmente en la economía mundial.