El mercado post pandemia

El autor, Edmundo Pimentel, es estadístico, profesor emérito de la Universidad Central de Venezuela, investigador en el área social y consultor de empresas.

En la actualidad al sector empresarial, en todas partes del mundo, lo acongoja una gran incertidumbre, acompañada de negros presagios, estimulados por una de las pocas certezas que se avizoran: la demanda disminuirá en al menos un quinto de su comportamiento previo. La mayoría  de los inversionistas y directores aún no reaccionan, se encuentran paralizados cual animal noctámbulo sorprendido por faros de alta potencia.

Además de la reducción de la demanda se esperan cambios en el patrón de consumo, los cuales son más difíciles de anticipar. Obviamente que unos sectores serán más afectados que otros, lo cual hace impredecible el efecto conjunto en términos de la reducción del PIB.

Así, en el sector automotriz la reducción de la demanda debería ser mayor que en el sector agrícola y en el sector agroindustrial como en el textil, para mencionar algunos emblemáticos, adicionalmente se anticipan cambios en el patrón de consumo. Por su parte, la mayor reducción del mercado se espera en el sector turismo, petróleo y construcción, en ese orden.

En los servicios, además del turismo, el sector bancario, el comercio, la salud y la educación deberán reestructurar su infraestructura y modelos de gestión a los efectos de disminuir costos y adaptarse al nuevo nivel de consumo y requerimientos de su clientela. La digitalización de los servicios le ofrece buenas oportunidades.

Hoy más que nunca es necesario tener presente los preceptos de la planificación estratégica y el uso de las herramientas gerenciales a los efectos de revisar los objetivos y las metas con los que se inició el presente ejercicio económico. La cooperación entre la empresas, la investigación de mercados y el benchmarking deben ayudar a configurar los escenarios sobre los cuales se realizarán los análisis FODA para ajustar los objetivos y metas, establecer las estrategias y configurar el nuevo plan de acción que derivará en la revisión de sus procesos y en ajustes presupuestarios.

Las empresas que aprovechen el actual confinamiento y la tecnología comunicacional para desarrollar sus jornadas de planificación estratégica participativa, serán menos afectada por los efectos de la pandemia del COVID 19, al tener mejor capacidad de reacción para ajustarse a los cambios del mercado.

Se sabe que las crisis generan oportunidades, el actual confinamiento representa una magnífica oportunidad para la realización de sesiones de planificación participativa a distancia y para la investigación de mercados. Si requiere apoyo para desarrollar cualquiera de estas actividades contáctenos en nuestro portal http:www.conafin.net o al correo: [email protected]

El Índice del Capital Humano: Una mirada desde lo social y lo estadístico.

El autor, Edmundo Pimentel, es estadístico, profesor emérito de la Universidad Central de Venezuela, investigador en el área social y consultor de empresas.

En el pasado mes de octubre, en la isla de Bali (Indonesia), el Banco Mundial (BM) presentó un nuevo indicador del potencial de una sociedad denominado Índice de Capital Humano. Cerca de 30 países piloto están trabajando con el grupo de investigadores del Banco Mundial en enfoques estratégicos para transformar sus resultados en materia de capital humano.

Según lo expresa el BM, el capital humano consiste en los conocimientos, las habilidades y la salud que acumulan las personas durante toda su vida, y que les permite realizar su potencial como miembros productivos de la sociedad. Con el desarrollo del capital humano se puede poner fin a la pobreza extrema y crear sociedades más productivas. Para ello es necesario invertir en las personas (en su nutrición, atención de salud, educación de calidad, empleo y competencias).

El Índice de Capital Humano (HCI por sus siglas en inglés) pretende reflejar la productividad que tendría, en las condiciones donde vive un niño recién nacido, como trabajador futuro, comparada con la de esa misma persona si tuviera una salud plena y una educación completa y de alta calidad.

En total, se han analizado 157 países, en los que el BM ha estudiado la cantidad y calidad de educación que se ofrece a los niños, así como la tasa de mortalidad entre los menores de 5 años. También considera la tasa de retraso en el crecimiento entre los jóvenes (una medida que muestra cuán sano es un niño) y las posibilidades de que alguien al cumplir los 15 años viva al menos hasta los 60 (tasa de supervivencia adulta).

Se prevé que este proyecto ayudará a crear un espacio político para que los líderes de cada país prioricen las inversiones transformativas en el capital humano. El objetivo es avanzar rápidamente para lograr un mundo en el que todos los niños lleguen a la escuela bien nutridos y en condiciones de aprender, que tengan la expectativa de alcanzar el aprendizaje real en el aula, y que puedan ingresar al mercado de trabajo como adultos sanos, cualificados y productivos.

El costo de la inacción en lo que respecta al desarrollo del capital humano está aumentando. Sin capital humano, los países no podrán mantener su crecimiento económico, no contarán con una fuerza laboral preparada para los empleos de mayor cualificación del futuro y no podrán competir eficazmente en la economía mundial.

Después que el presidente del Grupo Banco Mundial, Jim Yong Kim, anunciara el Proyecto de Capital Humano, líderes mundiales se reunieron en la ciudad de Washington para debatir cuán importante, crítico y urgente es invertir en las personas para preparar a los países para la economía del futuro.

En un animado diálogo moderado por Ali Velshi de NBC News y MSNBC, el Dr. Kim junto a Bill Gates, fundador principal de Microsoft y copresidente de la Fundación Gates, así como Penny Mordaunt, secretaria de Estado para el Desarrollo Internacional del Reino Unido, abogaron por la inversión en la gente.

En el actual contexto de rápidos cambios en la tecnología y en el mercado laboral, los oradores plantearon la importancia de invertir en las personas (en su educación, salud, nutrición y protección social y en empleos) es la manera de proceder más eficaz y eficiente para alcanzar el desarrollo. Concluyeron que desarrollar el capital humano es de hecho un proyecto para el mundo, en que deben mancomunarse los esfuerzos de donantes, responsables de políticas y ciudadanos por igual.

En el debate acerca del futuro del trabajo ha predominado el temor de que las personas pierdan sus trabajos debido a los robots, pero en el informe se concluye que en general este temor parece ser infundado. El trabajo es objeto de constantes configuraciones nuevas con los avances tecnológicos. Las empresas adoptan nuevas formas de producción, los mercados se amplían y las sociedades evolucionan. En general, la tecnología proporciona oportunidades para crear nuevos empleos, aumentar la productividad y prestar servicios públicos eficaces.

En el proceso, sin embargo, la tecnología está cambiando las habilidades que son recompensadas en el mercado laboral. La tecnología ha reducido de manera desproporcionada la demanda de trabajadores menos cualificados, aumentando al mismo tiempo el valor de las habilidades cognitivas de orden superior. Para desarrollar las habilidades que demanda el mercado laboral se necesitan bases del capital humano sólidas y aprendizaje permanente. El informe pone énfasis en que invertir en el capital humano debe ser una prioridad para aprovechar al máximo la naturaleza cambiante del trabajo.

Según el Banco Mundial, el Proyecto de Capital Humano ayudará a los países a abordar los obstáculos más grandes al desarrollo del capital humano, aplicando un enfoque a nivel de «todos los organismos gubernamentales». Se ha comenzado a trabajar para apoyar a alrededor de 30 países que han expresado un gran interés y se incluirá a más naciones en los próximos meses.

El BM sostiene que el HCI, presentado el 11 de octubre de 2018, permitirá cuantificar la contribución de la salud y la educación a la productividad y los niveles de ingresos de la próxima generación. Los países pueden usarlo para determinar el monto del ingreso cesante por causa de las brechas de capital humano, y con cuánta mayor rapidez puede convertir estas pérdidas en ganancias si actúan ahora.

El HCI pretende mostrar la situación real de la educación, el empleo, las tendencias demográficas y reservas de talento sin explotar de cada país. Ordena 124 países con respecto al nivel de desarrollo y despliegue de su capital humano, centrándose en la educación, las cualificaciones y el empleo. Su objetivo es entender si los países están aprovechando o no su potencial humano .

Para su cálculo del HCI se requiere un sistema convincente de medición de los resultados en materia de educación y salud a nivel local, nacional y mundial. Dentro de los países, la medición genera información acerca de lo que da resultado y del destino que debe darse a los recursos. A nivel mundial, la medición integral permite determinar las diferencias entre los países e impulsa la demanda de inversiones en las personas.

Por su parte, el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) desarrolló y presentó en el Informe sobre Desarrollo Humano iniciado en 1990, el Índice de Desarrollo Humano (IDH), el cual mide el avance conseguido por un país en tres dimensiones básicas del desarrollo humano: el disfrute de una vida larga y saludable, acceso a educación adecuada y un nivel de vida digno.

El IDH es la media geométrica de índices normalizados que miden los logros en cada dimensión, y utiliza diversos indicadores para su cálculo: esperanza de vida al nacer, años promedio de escolaridad y años esperados de escolarización e ingreso familiar disponible o consumo per cápita; es por tanto una medida comparativa de la esperanza de vida, la alfabetización, la educación y el nivel de vida correspondiente a países de todo el mundo. Se utiliza para distinguir si un país es desarrollado, en desarrollo o subdesarrollado, y también para medir el impacto de las políticas económicas sobre la calidad de vida.

En las imágenes que se insertan a continuación se muestran la distribución de los países según el Índice de Capital Humano y según el índice de Desarrollo Humano.

Distribución de los Países Según el Índice de Capital Humano

Según los resultados obtenidos en el IDH, los países se clasifican en cuatro categorías de desarrollo humano: 1) muy alto, 2) alto, 3) medio y 4) bajo. Desde el informe de 2010, la clasificación está basada en cuartiles, de modo que se divide en cuatro partes de los 188 países representados.

Distribución de los Países Según el Índice de Desarrollo Humano

Discusión
Como se desprende da las definiciones de ambos indicadores las dimensiones que miden son muy similares aunque las fórmulas de cálculo difieran es de esperarse que entre ellos exista una correlación positiva. Para corroborar esta hipótesis analizaremos la data de algunos países americanos.

Seguidamente se presenta una lista de los principales países del continente americano donde se muestra el IDH publicado el 14 de septiembre de 2018, así como el Índice de Capital Humano y otros indicadores de relevancia.

Para establecer la relación entre el IDH y el ICH se construyó un modelo de regresión múltiple, donde la variable a ser explicada es el IDH y como variables independientes se incluyeron el ICH, el SMI, %G.Militar, el GE/hab y él %PIB/Educ.

Los resultados de esta investigación preliminar permitieron establecer que el gasto militar y el salario mínimo interpersonal no tienen relación significativa con el IDH. Las variables que explican el comportamiento del IDH son el ICH, el PIB en Educación y el Gasto por habitante en educación, estas variables explican el 90.5% del IDH como se muestra en el cuadro que se inserta a continuación:

El resultado más sorprendente fue que el coeficiente de regresión del porcentaje del PIB como gasto en educación resultó negativo, lo cual indica que en la medida que este gasto aumenta el IDH disminuye, este resultado es contradictorio con la teoría y sugiere la necesidad de revisar las cifras suministradas.

En virtud de los resultados expuestos, se corrobora la hipótesis de que ambos indicadores se encuentran altamente correlacionados y que las variables que miden el gasto en educación están relacionadas con su comportamiento

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